El 1 de abril de 1937, en la ciudad de Jaén, se produjo uno de los bombardeos más funestos y horribles de la Guerra Civil española. Puede que si no eres andaluz, o no has estudiado en profundidad esta confrontación bélica, ignores todo sobre ello. Algo sorprendente al conocer que se trató de un bombardeo en el que murieron más de un centenar y medio de personas (se podría comparar con el de Guernica en esta macabra cifra).
Pero que no lo conozcas más que el famoso bombardeo
que inmortalizó Picasso en el Guernica no se debe sólo a tu falta de estudio
sobre esta guerra. También existió un deseo, por ambos bandos, de no dar
demasiada publicidad al suceso.
¿Te interesa conocer un poco más este suceso
histórico?
Jaén, en la primavera de 1937, era una ciudad de retaguardia en el bando
republicano. El golpe del 18 de julio de 1936 había fracasado en toda la
provincia debido a la escasa presencia de militares afines y a la alta
concentración de militantes del Frente Popular. Con escaso interés militar, desde el
2 de enero de 1937, quedó definida una línea continua, casi exactamente coincidente
con los límites de las provincias de Córdoba y Granada con la de Jaén,
prácticamente inamovible durante el resto de la contienda.
El avance de las tropas rebeldes, denominadas
nacionales, provocó que en esta ciudad se congregaran multitud de evacuados y
refugiados provenientes de ciudades andaluzas cercanas, tales como Sevilla,
Granada o Córdoba. Se calcula que llegaron unas 20.000 personas, aumentando la
población de la localidad a cerca de 70.000 almas.
Los acontecimientos bélicos que se estaban
produciendo en la Península no parecían afectar a esta ciudad. Pero todo ello
cambió el 1 de abril de 1937. Ese
día, 6 bombarderos alemanes tipo Junkers
52 bombardearon la ciudad por sorpresa, causando en una sola pasada más de
centenar y medio de víctimas. ¿Por qué
se bombardeó una ciudad que no tenía ningún interés militar?
La
razón de este bombardeo debemos buscarla en el inmediato Bombardeo de Córdoba
realizado por el bando republicano. En efecto, ese día 1
de abril de 1937, a las 12:30 de la mañana, siete Tupolev Katiuskas del
ejército republicano rugieron en el cielo de Córdoba y soltaron varias bombas sobre
la ciudad, causando daños especialmente en el Hospital General Militar. Se
estima que murieron en ese ataque en torno a 40 personas, 18 en el hospital, a
pesar de que la población fue advertida del ataque.
Debemos tener en cuenta que la ciudad de Córdoba fue bombardeada hasta en 46
ocasiones, lo que la convierte en una de las más afectadas por este tipo de
ataques durante la Guerra Civil española.
Además, es necesario añadir que el único objetivo de estos ataques, hasta
diciembre de 1936, era el de atemorizar a la población civil. Entre el 27 de
julio de 1936 hasta el 9 de diciembre de 1938 se estima que murieron 235
personas debido a estos ataques, aunque el historiador Patricio hidalgo sólo ha
logrado identificar a 156.
La respuesta del bando nacional ante este ataque fue
inmediata y brutal. Mientras que en otros famosos
bombardeos, como en Guernica o Cabra, no tenemos el documento histórico que
señale a los que ejecutaron al orden, aquí no cabe duda de ello. En los
archivos históricos podemos encontrar la orden
para el bombardeo de Jaén, firmada por el general Gonzalo Queipo de Llano, el
mismo día del ataque a Córdoba y registrada como la orden de operaciones número
295 de la Jefatura del Aire, Estado Mayor, 3ª Sección. Sig. A1983.
Los motivos para ordenar tal acción de castigo eran claros: aterrorizar a la población civil y
desmoralizar al bando republicano. Tanto la autoría como el motivo
vengativo los dejó claros el general a
través de Unión Radio Sevilla la noche de aquel mismo día.
La estrategia
del terror fue un recurso habitual en los primeros meses de la lucha, según
había ordenado el general Emilio Mola. A partir de la primavera de 1937 este
tipo de acciones sobre civiles se intensificó, siendo Jaén, junto a Durango (31
marzo de 1937), los precedentes inmediatos a Guernica (26 de abril de 1937). No
obstante, habría que precisar que Jaén, al contrario que las localidades
vascas, ni estaba situada en las proximidades de un teatro de operaciones
ofensivas nacionales, ni fue bombardeada por fuerzas extranjeras (italianas o
alemanas), sino españolas.
Los aviones partieron del aeródromo de Tablada (Sevilla)
y, tras unirse a unos cuantos cazas que le daban protección, descargaron las bombas sobre Jaén, en
una sola pasada, a las 17:20h. Ello lo sabemos debido a que el
reloj de la iglesia de San Ildefonso se paró como consecuencia del ataque. Las
dos escuadrillas de bombarderos atravesaron la ciudad de sur a norte y, en
total, lanzaron 68 bombas de 50 kgr y 7 bombas de 250 kgr, es decir, 5.150 kgr
de trilita.
La entrada de Wikipedia sobre este bombardeo contiene una información falsa sobre este bombardeo.
Lo atribuye, erróneamente, a la Legión Cóndor alemana, cuando en realidad, fue ejecutada por pilotos españoles del
bando nacional, tal como se comprueba en los partes de guerra. Los jefes de
las escuadrillas fueron el capitán Eduardo Prado (escuadrilla 5-E-22) y el
capitán José Larrauri (escuadrilla 6-E-22).
Jaén no contaba con defensas antiaéreas ni se dio la
alarma de este ataque, el cual sorprendió a los jienenses en sus tareas
cotidianas. Los niños estaban en la calle, pues los jueves no tenían
clases, y las personas en las calles, tal como reflejó el parte de Larrauri (Se observó mucha gente en las calles).
Tal como relata Juan Cuevas Mata, la bomba “que más estragos produjo fue la que cayó en
la calle Fontanilla (principio de la actual calle de Federico de Mendizábal),
donde se concentraban varias decenas de personas, sobre todo mujeres y niños,
guardando cola para comprar carbón y alrededor de un popular quiosco de
chucherías, de las que resultaron veintidós muertas y el resto heridas de
diversa consideración”.
Según los datos que ofrece este autor la cifra total de muertos fue de 157: Hombres
adultos 53, Mujeres adultas 37, Menores de 18 años (H-M) 64, Hombres, edad
desconocida 2, Mujeres, edad desconocida 1. También se produjeron cuantiosos daños materiales.
Casas destruidas tras el bombardeo de Jaén |
Inicialmente, las muestras de repulsa e indignación
fueron unánimes en el bando republicano. Pero pronto el bombardeo empezaría a
ser ocultado para no evidenciar otra tropelía de similar magnitud.
El bombardeo de Jaén fue perpetrado en caliente y,
según palabras de Queipo Llano con el objetivo de que “sepan los rojos que en lo sucesivo, siempre que bombardeen una
población se les contestará de la misma manera”. Con igual impaciencia y
calentura, dentro de la espiral de violencia que vivía España en aquellos años,
el bando republicano respondió al ataque
con una acción igual de cuestionable.
El mismo 1 de abril, a las 20:00h, el Comité
Provincial del Frente Popular decidió contestar a tan terrible ataque con la orden de fusilar al mismo número de presos nacionales que víctimas había causado el
ataque. La Ley del Talión llevada a la máxima expresión.
En total fueron
fusilados 128 presos en las tapias del cementerio de Mancha Real durante
los días 2, 3, 4, 5 y 7 de abril.
Tanto el bombardeo sobre civiles indefensos como el
fusilamiento de presos sin mediar un juicio justo deben ser considerados
crímenes de guerra. Pero aquí, en España, se prefiere tapar y olvidar antes que
afrontar y juzgar. Afortunadamente, la historia termina colocando a cada uno en
su lugar.
El bombardeo de Jaén también tuvo, como consecuencia
positiva esta vez, el inicio de la
construcción de diversos refugios antiaéreos, así como la toma de medidas
para proteger a la población (sistema de alarmas y oscurecimiento de la ciudad
por la noche). En total se llegaron a construir, por el ayuntamiento, 35
refugios públicos, mientras que, de forma privada, se construyeron 114 refugios
en casas particulares. Hoy en día es posible visitar el refugio aéreo de la
Plaza de Santiago para informarse un poco más sobre la vida en Jaén durante la
Guerra Civil.
Refugio aéreo de la Plaza de Santiago |
Me gustaría despedirme con las palabras de algunos
testigos directos. Existen varios
testimonios de este bombardeo, relatados por personas que pudieron vivirlos
en primera persona. Los poetas Rafael Porlán y Miguel Hernández fueron testigos
excepcionales de ellos. El primero nos dejó el relato estremecedor del
bombardeo en su libro Prosas de un
novelista inacabado (págs.: 161-164), mientras que del segundo tenemos
tanto sus palabras como el relato de su mujer, Josefina Manresa: “En Jaén presencié un bombardeo que me
impresionó mucho. [...] Los familiares a los que cogió fuera lloraban
desesperados en los escombros. Recuerdo a un niño, de unos diez años, muriendo
entre una puerta y la pared [...] Todo el tiempo que duró el bombardeo lo
pasamos en un patio que había allí muy amplio [se refiere al patio del Hospicio
de Hombres, en Santo Domingo], y yo hacía lo que veía hacer a los demás. Me
ponía las manos en la cabeza [...]”.
Bibliografía:
Hidalgo, Patricio: La Guerra Civil en Córdoba. Los bombardeos aéreos sobre la capital
(1936-1939). Almuzara. 2013.
Sánchez Tostado, Luis Miguel: La Guerra Civil en Jaén (historia de un horror inolvidable). L.M.
Sánchez. 2007
Cuevas Mata, Juan: El Bombardeo de Jaén. Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica de Jaén. 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario