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miércoles, 13 de abril de 2016

Las gafas premontadas no son un peligro visual



Seguro que muchas personas que han empezado a tener problemas con su visión de cerca se han sentido tentados a comprarse una de esas gafas de mercadillo por precio irrisorio. Comparan entre varias y escogen la que mejor les parece, únicamente teniendo en cuenta su criterio subjetivo particular.

Puede que muchas personas no sean conscientes del daño que esto puede provocarles a su salud visual, o que, por el contrario, no tengan otra opción posible por cuestiones económicas.

Si utilizas únicamente zapatos de plástico, no tienes ninguna camiseta de algodón en tu armario, siempre te alimentas con comida precocinada o “basura” y/o prefieres que te saquen un diente a perder dinero con un empaste eres el cliente idóneo para este tipo de lupas de mala calidad disfrazadas de gafas. Ahora bien, si te preocupas un mínimo por tu salud visual te voy a explicar porqué no debes utilizarlas.

¿Te interesa?


En primer lugar, yo no soy uno de esos optometristas que equiparan estas gafas premontadas con el diablo. Tampoco soy de los que las recomiendan alegremente para todo uso. Son una posibilidad más dentro de las correcciones visuales. Y si debo compararla con algo me gusta equipararlas a una hamburguesa.

¿Es malo comer una hamburguesa de vez en cuando? No.
¿Es malo comer hamburguesas todos los días? Sí.

Cambiemos hamburguesa por gafa premontada y obtendremos la misma respuesta.

El primer y principal peligro que guarda este tipo de gafas premontadas es el hecho de comercializarse fuera de los controles sanitarios. El obviar el control de sanidad permite introducir objetos de calidades ínfimas y dañinas para la salud visual sin ninguna traba. ¿Por qué no se regula este tráfico ilegal si es tan dañino?

Mi opinión es por la simple razón de que no causa muertes. Usar habitualmente este tipo de gafas es malo, pero no mortal. Por ello se controlan los alimentos minuciosamente, los medicamentos o los juguetes de los niños (peligros de asfixia, materiales alérgicos…). Porque en el pasado el no control sanitario ocasionó muertes. Pero la lucha de las gafas es algo perdido.

Cualquier tienda de ropa puede introducir este artículo como accesorio de moda por la aduana y pasar desapercibido. Lo mismo pasa con las gafas de sol, comercializadas fuera de la óptica (establecimiento sanitario) de forma indiscriminada. Si queréis conocer los peligros de llevar gafas de sol de mercadillo leeros este artículo.

En segundo lugar, utilizar este tipo de compensación supone un peligro para nuestra salud visual por el hecho de no realizarnos un examen optométrico adecuado. Sólo un profesional de la visión puede, en base a sus conocimientos científico-técnicos, graduarnos la vista y escoger la mejor graduación entre algo más de 200.000 casos posibles. No es algo baladí que podamos tomarnos a la ligera.

Si existe una carrera universitaria que forma a los optometristas durante años, ¿qué nos hace pensar que con nuestro simple criterio de elección vamos a elegir lo mejor para nuestros ojos? Máxime cuando las gafas del mercadillo tienen unas graduaciones tan limitadas.

El objetivo de estas gafas premontadas fue el de dar una solución económica para pacientes que necesitaban una puntual ayuda de cerca. Por ejemplo, pacientes operados de cataratas que necesitan una gafa para ver de cerca tras operarse pero cuya graduación variará en el mes de postoperatorio.

Personalmente suelo recomendar el uso de esta gafa para tener un repuesto a mano. Es una manera económica de tener un seguro por si la gafa principal falla. Y muchas pacientes me confiesan que suelen echársela al bolso para ver los precios cuando compran.

Ejemplo de gafas premontadas
Según los pacientes y las graduaciones, este uso no debería estar desaconsejado de forma automática. Ciertos pacientes pueden usar gafas premontadas para ciertos usos puntuales. Ahora bien, deben ser gafas premontadas compradas en una óptica. Porque en este tipo de productos también existen calidades.

No es lo mismo una gafa premontada con lentes de óptica antirreflejo (unos 40€) que una gafa premontada con dos plásticos reciclados que hacen un efecto lupa (unos 10€).

Estas últimas son las peligrosas y sobre las que os voy a informar de los peligros que pueden generaros si las utilizáis de forma habitual.

Lo primero que debemos advertir es la frecuencia entre la población de una graduación distinta para cada ojo. Igual que tenemos una mano más habilidosa que otra, o un pie más apto para chutar la pelota, igualmente solemos tener un ojo director y otro secundario. Y en muchas ocasiones ambos poseen graduaciones distintas.

Lo anterior supone que una correcta gafa graduada para cerca tenga en cuenta estas posibles diferencias dióptricas de cada ojo. Al poseer una acomodación similar en ambos ojos, las diferencias en visión lejana se mantienen en la graduación de cerca.

Pero resulta que las gafas premontadas tienen ambos lentes graduados de la misma manera, razón por la cual son excluyentes para gran parte de la población. Pequeñas diferencias de graduación no compensadas pueden pasar desapercibidas para el paciente, pero dañan enormemente su salud visual monocular. Entre los principales problemas que se somete a la visión con estas gafas premontadas están los siguientes:

-         Alteraciones en la acomodación, al obligar a uno de los ojos a llevar una graduación incorrecta.

-         Enrojecimiento y cansancio monocular, al obligar a uno de los ojos a realizar un mayor esfuerzo acomodativo.

-         Alteración del equilibrio oculomotor debido a la misma razón. A la larga, y en casos puntuales, puede degenerar en problemas de signo estrábico.

-         Desequilibrios binoculares al inducir anisometropías artificialmente, lo que genera dolores de cabeza frecuentes.

-         En los casos más graves se puede llegar a observar la reducción de visión (Agudeza visual) en uno de los ojos, debido a la supresión o la disminución de su uso habitual binocular.

Los materiales utilizados en estas gafas, tan ínfimos en lo que a calidad óptica se refiere, provocan una serie de problemas visuales de sobra conocidos:

-         La mala calidad de las lentes induce imágenes aumentadas y distorsionadas por lo que en vez de ayudarnos en nuestras tareas resultan ser un inconveniente, con el agravante de perjudicarnos visualmente.

-         Los astigmatismos residuales presentes en estas lentes de mala calidad provocan alteraciones en nuestra visión que pueden terminar consolidándose en nuestro sistema visual en forma de astigmatismos inducidos.

-         Una consecuencia de lo anterior es el hecho de que el paciente usuario habitual de este tipo de gafas encontrará más difícil adaptarse a otro tipo de lente, tales como unos progresivos.

-         La mala óptica de los lentes generan distorsiones que impiden el correcto cálculo de las distancias.

-         Los lagrimeos, las cefaleas, la irritación ocular y la fatiga visual son síntomas frecuentes tras utilizar prolongadamente este tipo de compensación óptica.

Por último, la adquisición de este tipo de gafas premontadas sin la supervisión o el estudio de un profesional de la visión provoca una serie de problemas a este tipo de pacientes:

-         Aumento descontrolado de la presbicia al elegir, por norma, graduaciones por encima de la necesaria (ver más grande no significa ver mejor).

-         Posibilidad de generarse errores refractivos en visión lejana al no utilizar correctamente este tipo de compensación óptica.

Resumiendo, este tipo de compensación óptica no es el invento del siglo. Muy al contrario, resulta ser uno de los grandes males que afectan a la óptica. Y esto no es una opinión gremial corporativista. Es un hecho que vemos reflejado en nuestras consultas diariamente.

Muchos pensaréis que se trata de un problema económico. Os equivocáis. El margen vendiendo este tipo de monturas es mucho mayor que el de vender una montura y unos lentes de calidad. Empresarialmente resultan bastante más rentables. Pero nosotros no somos, al menos no únicamente, empresarios/vendedores. Somos profesionales de la visión ante todo. Y ello supone que debemos anteponer nuestros criterios de salud a los comerciales.

Utilizar este tipo de gafas premontadas de mala calidad supone, en la gran mayoría de los casos, un perjuicio a nuestra salud visual. Nos provoca problemas que no teníamos y no nos soluciona correctamente nuestro problema en visión de cerca.

La mala calidad de los lentes provoca imágenes distorsionadas, lo que a la larga genera problemas refractivos y un bajo rendimiento visual, evidenciado en el cansancio, los dolores de cabeza o la irritación ocular cuando son utilizadas durante largos periodos de tiempo.  

Y saltarse la visita al profesional de la visión no sólo puede generarnos futuros problemas refractivos inducidos, sino que nos va a privar de conocer cuál es la mejor solución para compensar nuestra deficiencia visual. Sólo un optometrista podrá ofrecernos la mejor solución óptica que cubra nuestra demanda visual y nuestras necesidades cotidianas. Y, en general, no suelen ser este tipo de gafas monofocales, indicadas para una sola distancia. Os aconsejo leer este artículo si queréis tener más información sobre las distintas soluciones para compensar la vista cansada.

Ahora que conocéis los peligros de usar este tipo de gafas premontadas de forma habitual en vuestra mano está invertir en salud visual.

Y para todo aquél que me diga que las gafas son muy caras os dejo una simple división matemática:

1 gafa de cerca de 100€, utilizada diariamente ¿8-10 horas?, durante un mínimo de 2 años tiene un costo medio al día de 0.13€/día. ¡¡¡Que lujo!!!

FUENTES:


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