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domingo, 16 de agosto de 2015

No existen cuevas prehistóricas donde poder ver dibujados Mamuts



Los Mamuts fueron unos animales que existieron desde hace 4,8 millones de años y se extinguieron antesdeayer (3.700 a.C.) en términos prehistóricos. Se asemejaban a nuestros elefantes actuales, aunque en algunos casos les sobrepasaban en tamaño, llegando en casos de ejemplares excepcionales a pesar 12 toneladas y medir unos 5 metros de altura. Su característica más conocida eran sus largos colmillos curvados o su gran pelaje para aguantar las bajas temperaturas en épocas de glaciaciones.

En España sabemos que existieron mamuts desde hace 150.000 años, principalmente en la cornisa cantábrica. Venían huyendo del frío intenso que se registraba en latitudes más elevadas y llegaron incluso hasta el sur peninsular. Su ocaso se produjo con el final de la glaciación, desapareciendo de nuestro país hace unos 10.000 años.

No suele haber muchos lugares donde podamos ver este tipo de animal plasmado en una pintura prehistórica, por lo que en los escasos sitios donde lo encontramos es un privilegio poder observarlo.

Lo anterior me sirve de excusa para animaros a conocer una de las cuevas con arte prehistórico más bonitas de Asturias: la Cueva de El Pindal.



Algunos datos sobre pinturas rupestres paleolíticas

Nuestros antepasados prehistóricos solían realizar pinturas murales en sus cuevas y, en muchas ocasiones, plasmaban figuras de animales. Solían ser presas que cazaban frecuentemente, por lo que algunos investigadores han dado a estas pinturas algún tipo de connotación mágico-religiosa.

Estas pinturas no se realizaban en las zonas llamadas hoy día de habitación. No pueden ser asimilables a nuestros modernos cuadros que decoran las paredes de nuestras viviendas. Al contrario, los paneles pintados aparecen en zonas alejadas, en el interior de las grutas. Unos lugares algo inaccesibles que podían haber funcionado como alguna especie de santuario.

Aunque muchas personas piensan que nuestros antepasados plasmaban principalmente animales en las paredes, esta es una idea errónea. Se debe a que las figuras de animales siempre han sido las más estudiadas y representadas en los libros, debido a su extraordinaria belleza. Pero, en realidad, los motivos más representados en todas las cuevas son los llamados signos. Desconocemos cuales pudieron ser sus significados (lamentablemente no tenemos ninguna Piedra Rosetta prehistórica) por lo que sólo los profesionales los valoran y estudian. En El Pindal os enseñarán varios signos, principalmente puntos, trazos transversales y figuras claviformes.

Cómo llegar a la Cueva de El Pindal

Esta cueva se encuentra próxima a la localidad asturiana de Pimiango (concejo de Ribadedeva), en la zona este de Asturias y próxima a la frontera con Cantabria.

La mayoría de vosotros llegaréis a esta zona a través de la Autovía del Cantábrico (N-634) por lo que tenéis que coger la desviación hacia Pimiango al llegar a la localidad de EL Peral (RD-1) . Desde Pimiango, debéis tomar la carretera que desciende hacia el Faro/ Ermita de San Emeterio.

La entrada de la cueva se ubica, tras atravesar un encinar, en el mismo frente de acantilado, a unos 200 m de distancia del Centro de Interpretación de San Emeterio.

Horarios y Tarifas

Esta cueva está abierta todo el año, siendo su visita posible de miércoles a domingo (lunes y martes cierra siempre).

Debéis tener la precaución de concertar la visita previamente por teléfono, pues no se puede visitar sin reserva previa. El horario para reservas es de miércoles a domingo, entre las 10:00 y las 17:00 horas en el número de teléfono 608175284.

Los grupos formados para cada pase, 6 diarios, nunca excederán de 20 personas y está prohibida la entrada a menores de 7 años. Aunque no se advierte de ello, las personas con movilidad reducida deberían abstenerse de visitar este lugar, debido a las rampas y al suelo irregular y resbaladizo.

Se recomienda ropa de abrigo (el interior es frío y húmedo) y un calzado apropiado preparado para evitar resbalarse (algo típico y que yo vi en persona).

Qué nos vamos a encontrar

Antes de hablar de la Cueva vamos a ocuparnos un poco del entorno donde se ubica, el Cabo de San Emeterio. Os aconsejo llegar antes de que empiece vuestra visita y recorrer a pie los preciosos alrededores. Un agradable camino señalizado, el cual os llevará una hora entre ida y vuelta si lo hacéis relajadamente, os acercará a las ruinas del monasterio medieval de Santa María de Tina. Se trata de un lugar verdaderamente romántico, donde la vegetación ha ocupado el lugar que en otro tiempo dominó el hombre.

Monasterio medieval de Santa María de Tina

Si no tenéis tanto tiempo, junto al aparcamiento próximo a la cueva se encuentra un centro de interpretación de toda la zona en el que podréis informaros sobre este entorno natural y las huellas de nuestros antepasados en él.

Además, en un campo próximo, tenéis la ermita de San Emeterio y enfrente una pequeña capilla al aire libre con la imagen de este santo, la cual evoca la tradicional destruida durante la Guerra Civil. Es el santo de los zapateros y se le atribuye fama de sanador de huesos rotos y torceduras, particularmente en las extremidades inferiores.

Pequeña capilla con la imagen de San Emeterio

Para llegar a la Cueva deberemos bajar unas escaleras. Justo a la entrada existe un precioso acantilado que se desploma en el mar, una vista increíble. Podemos imaginarnos a nuestros antepasados admirando tal belleza hace 20.000 años.

No obstante, debemos aclarar que la línea de costa se encontraba algo más alejada (por el gran desarrollo de los casquetes polares) y que en esta cueva nunca llegaron a habitar, tal vez por su orientación este o tal vez por la humedad que contendría.
Las últimas teorías indican que pudo tratarse de un lugar de avistamiento para la caza, pues nuestros antepasados podrían observar como manadas de animales pasaban por la estepa al pie del acantilado, en aquel momento sin agua. Es una teoría que casaría con los abrigos rupestres que contienen arte levantino, estaciones de vigilancia en donde nuestros antepasados plasmarían en las cavidades los animales que veían pasar.

La Cueva de El Pindal la descubriréis acompañados de un guía. Él os irá explicando todo lo referente a la ocupación del lugar y os mostrará los paneles de pinturas ayudado de una linterna, pues en algunos casos son casi inapreciables.

La cueva consta de un amplio vestíbulo de entrada y una única galería. Podemos dividir la galería en dos sectores, la pared sur y la norte. En la primera diferenciamos, a su vez, dos zonas. En la más próxima a la entrada (unos 120 metros) encontramos una cabeza de caballo pintada en color rojo, mientras que al final de la visita existe un panel de figuras pintadas en negro en muy mal estado (intuiremos la cabeza de un caballo y un cérvido).

En la pared norte tenemos el grueso de la visita. El primer panel que no encontraremos contiene la mayoría de representaciones de la cueva. Pintadas en color rojo se distinguen perfectamente varios animales (tres bisontes, una cabeza de caballo y una cierva) y diversos motivos abstractos (signos) solitarios y en grupo. Además de ello también existen representaciones de animales mediante la técnica del grabado (9 bisontes y 4 caballos), lo que hace bastante difícil verlos sin los consejos del guía.

Debéis fijaros especialmente en el dibujo de la cierva, pues el artista que la realizó se sirvió de las distintas aristas en la roca para pintar unos puntos y crear el efecto de la profundidad. Además, según os explicará, ver estas figuras mediante la minúscula y temblona llama de una vela o candil favorecía que las múltiples sombras de la cueva crearan efectos ilusorios de movimiento.

Próximo al panel anterior existe un pequeño conjunto de figuras formado por un grabado de un bisonte acéfalo, varias marcas digitales en rojo y el grabado de un pez, algo realmente curioso.

Por último, al final de esta pared norte encontramos el panel más famoso, el cual contiene la famosa representación del mamut lanudo pintada en rojo.

Foto Mamut. Fuente:© Sergio Ríos. Principado de Asturias, Consejería de Cultura
En toda la Cornisa Cantábrica apenas existen 6 o 7 cuevas con representaciones de mamuts. Y la Cueva de El Pindal es la única de todas ellas que se encuentra en territorio asturiano. Además, será de los escasos lugares donde podáis apreciar la figura de este animal bastante decentemente.

Una de las características más curiosas de este mamut es el hecho de que no sólo se representa su silueta, sino también una parte vital de su anatomía, el corazón. Esta característica se ha interpretado como una forma de que el cazador tenga acceso “mágico” a este punto clave. En la cueva francesa de Niaux vemos repetida esta técnica con un bisonte.

Todos los animales que aparecen dibujados en las paredes de la cueva se corresponden con fauna que convivió con nuestros antepasados. Y la presencia del mamut lanudo evidencia las frías temperaturas que soportaron nuestros antepasados en esta zona. La evidencia arqueológica de lo anterior se encuentra en un lugar muy próximo, en el concejo de Llanes, donde se descubrieron los restos fósiles de uno de estos paquidermos que poblaron la zona hace miles de años.


Espero que con toda esta información os animéis a visitar este importante lugar si estáis por la zona. Seguro que no os arrepentiréis.

Y para todos aquellos que no podáis acercaros os dejo el enlace para la visita virtual.

Y en este enlace podéis ver multitud de fotos de los paneles de esta cueva.






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