jueves, 27 de febrero de 2014

Juego de Tronos me gusta por su originalidad



En un principio estaba previsto que el 30 de marzo de 2014 comenzará la cuarta temporada de una de las series de más éxito de los últimos tiempos: Juego de Tronos. Pero la última fecha oficial de HBO es el 6 de abril de 2014. Un día después, tendremos la suerte de ver el inicio de la serie en España. 

Juego de Tronos es una de las series televisivas de más éxito de los últimos años. No en vano, la versión televisiva de la novela homónima de George R.R. Martin tiene el dudoso honor de ser la serie más pirateada del 2013 y nada hace presagiar que los datos sean distintos en este año.



Muchos se preguntan sobre porqué tiene tal éxito esta serie en concreto. Dejando a un lado la calidad técnica, la trama suele colocarse como el argumento más sólido de la serie. Los seguidores de esta serie no se cansan de repetir que el argumento es original y con unos giros llenos de sorpresas. Ahora bien, para un historiador un poco perspicaz tal originalidad está puesta en entredicho.

Gran parte de Juego de Tronos se basa en hechos históricos reales conocidos por todos. Y esa mezcla entre realidad conocida y ficción es lo que termina enganchando a los televidentes. Ahora bien, creo que el asunto es mucho más profundo. ¿Te interesa descubrirlo?


Uno de los momentos cumbres de la pasada tercera temporada fue la “Boda Roja ”. De hecho, este nombre eclipsó al título original del capítulo 9 (Las lluvias de Castemere). Fueron unos minutos tan intensos que en Internet circulan numerosos vídeos donde lectores del libro (que ya sabían lo que pasaría) grabaron a los incautos seguidores de la serie (ignorantes de lo que ocurriría).

Pues bien, este momento tan crucial no fue una invención original del autor. Se basa en un hecho histórico perteneciente a la historia de Escocia. En el año 1440 el trono escocés estaba en manos de un niño de diez años llamado Jacobo II, y distintas familias nobiliarias pugnaban por tener el poder real. Entre ellas estaban el clan Douglas, y sus rivales, el clan Crichton. William Crichton organizó un banquete de confraternización en el castillo de Edimburgo e invitó al conde de Douglas y a su hermano. George R.R. Martin nos relata lo que sucedió a continuación: “Al final del festín, los hombres del Rey empezaron un redoble de tambores. Trajeron una bandeja tapada con una tela y la pusieron frente al Conde Douglas. Al destaparla, apareció la cabeza de un jabalí negro. El símbolo de la muerte”. Aquella era la señal para que los hombres del rey masacraran a los del conde Douglas. Como vemos, las similitudes con la boda roja son más que evidentes.

Existe una matanza de los invitados a la Boda. Una traición cruel e indigna. Y para aumentar el aspecto dramático de la escena (cada siglo que pasa es más difícil sorprender a la audiencia) se asesina al hijo nonato de Robb Stark. Las similitudes con el episodio escocés son manifiestas si tenemos en cuenta que también existe una señal que da comienzo a la matanza. En este caso no es una cabeza de jabalí o toro negro sino la melodía de los músicos. A muchos se os escaparía tal detalle, pero la melodía que entonan para iniciar la masacre es “The Rains of Castamere”, un tema compuesto para conmemorar la victoria Lannister frente a la casa Reyne de Castamere, masacrada tras rebelarse contra los Lannister. Ahora entenderéis la cara de Catelyn, que presintió lo inevitable.

Debo reconocer que no soy ningún experto en la historia de Escocia, pero este episodio me huele mucho a cliché literario. Y eso se debe a que el episodio de un banquete sangriento es una especie de topos literario que aparece en todas las culturas y épocas históricas. En nuestra historia de España tenemos un par de ejemplos notorios dignos de mención. Uno de ellos es la famosa llegada de Abderrahman I al trono del emirato español. Su familia fue masacrada en un banquete que ofreció el clan rival de los abbasíes, los cuales, a la postre, les arrebatarían el califato de Damasco a los omeyas (el clan de Abderrahman). Y el mismo relato del banquete sangriento lo encontramos en otro episodio de la España musulmana: “El último Abencerraje”. Por citar algún episodio similar acontecido en Inglaterra (lugar de referencia para Martin, como veremos), el “banquete de Vortigern” es de lo más significativo.

Todas estas coincidencias históricas nos deben hacer dudar sobre la veracidad de los hechos que relatan. Máxime, cuando en todas ellas las fuentes históricas no existen o no son fiables.

Por ejemplo, en el caso de Vortigern, el relato del banquete no aparece en la crónica realizada por Gildas, tal vez la fuente más próxima a los hechos que tenemos. Si aparece en la Historia Brittonum del galés Nenius, si bien sabemos hoy día que su escrito tiene más de legendario que de real. Para más dudas al respecto, el hecho del banquete sangriento aparece en la obra de Geoffrey de Monmouth, el gran responsable de la expansión del ficticio mito artúrico.

Respecto a otros episodios de banquetes sangrientos tenemos los mismos resultados. A la hora de describir los hechos de los Abecenrrajes la misma Wikipedia inicia el relato con la reveladora frase: “Según cuenta la leyenda…”. 
Por tanto, lo que nos gusta de la novela creada por Martin no es sólo su intrincado juego de mezcla entre realidad y ficción, sino el tocar temas universales dentro de la conciencia del público general. Como a los niños pequeños, a los adultos también nos agrada que nos cuenten las mismas cosas, aunque cambiando personajes y escenarios, para no ser exactamente igual el producto final.

El banquete sangriento es un tema recurrente en la Historia, y lo seguirá siendo, pues levanta unas pasiones con las que todos nos sentimos identificados: la traición del villano, la ingenuidad del héroe, la muerte injusta y sin misericordia.

Pero aún hay más. La trama creada por Martin sigue al pie de la letra el cliché literario al respecto. Y si nos fijamos en el relato de Abderrahman I lo podremos comprobar. No sólo se recrea la muerte de la familia más cercana. También aparece el asunto del joven príncipe (en este caso la pequeña de los Stark, Arya) que logra escapar milagrosamente. Y me temo que más adelante reclamará el trono que le pertenece por derecho, según antes nos han contado los Hermanos Grimm o en el cuento de Edipo. Y para no dejar lugar a dudas, incluso aparece el secundario clásico, aquel personaje, unas veces mayordomo, otras criado, que salvará la vida de su amo una y otra vez (en este caso Sandor Clegane, apodado “El Perro”, alejando a Arya del lugar). De hecho, Sandor tiene todas las papeletas de convertirse en el tirano que finalmente queda redimido de sus malas acciones al ayudar al héroe.

En muchos lugares encontrareis comentarios que ponen en relación la novela con episodios o lugares históricos.

  • El enfrentamiento entre los Lannister y los Stark se han comparado con la histórica Guerra de las Rosas de la Inglaterra del S.XV. Las casas litigantes, York y Lancaster tienen hasta cierto parecido fonético.

  • El Gran Muro de Hielo se ha comparado con el Muro de Adriano, con el que guarda la relación notoria de ser una defensa contra los salvajes que se encuentran al otro lado.

  • La Guardia de la Noche recuerda, en grandes rasgos, a la Orden de los Templarios.

  • Los guerreros Inmaculados de Daenerys recuerdan poderosamente a los mitificados guerreros espartanos, criados desde niños para la guerra.

  • La Bastalla de Aguas Negras de la segunda temporada recuerda enormemente a la librada en Constantinopla en el año 717.
Podríamos seguir durante mucho tiempo y las similitudes seguirían apareciendo. Es cierto que Martin se basa en el pasado histórico para recrear su mundo imaginario de fantasía. Pero, más importante aún, vuelve a mostrarnos los mismos mitos y leyendas que se repiten una y otra vez. Aunque cambia adecuadamente a los personajes para que el mito común pase lo suficientemente desapercibido como para volver a sorprendernos.

Por ejemplo, en la primera temporada, la relación entre la reina (Cersei Lannister) y su hermano Jaime Lannister nos recuerdan, en muchos momentos, al romance entre Ginebra y Lanzarote. Una relación que terminaría destrozando el reino de Camelot y al rey Arturo, al igual que terminó por destrozar el reino de ficción de Robert Baratheon. De nuevo, estamos ante la reelaboración de una leyenda que ha tenido un largo recorrido en la cultura popular. Y por ello nos gusta, porque es la misma historia contada de otra manera. 

¡Que simples somos!

¿Veréis ahora vuestra serie favorita con los mismos ojos?

P.D.(1): Soy seguidor de la serie televisiva y no he leido ninguno de los libros de la novela.

P.D.(2): Dedicado a mis buenos amigos José Carlos y Rubén, los cuales tenían ganas de que comenzara la "etiqueta" de series y películas.

FUENTES:




2 comentarios:

  1. Sin duda es una excelente serie que vale la pena seguir viendo, por eso me encanta la idea de disfrutar de Juego de Tronos en HBO porque todas sus temporadas han sido excelentes y de está no espero menos.

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  2. Hola Alicia. Gracias por leerme y comentar en el blog.

    Yo también sigo todos los años esta serie con gran interés, pues me gusta descubrir las similitudes que tiene con hechos históricos reales.

    De todas formas debo reconocer que ha sabido mantener el nivel de intriga lo suficientemente elevado en todas las tramas como para que ninguna te aburra. Y otro de sus éxitos es mostrarnos que nadie es totalmente malvado ni plenamente inocente.

    Un saludo

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